Contra el silencio: Williams Carmona y su compromiso con el arte
En su exilio creativo, el artista fusiona surrealismo y crítica social en obras que resisten el silencio y celebran la libertad

En una era en la que tantos creadores recurren a la Inteligencia Artificial para sus obras, el reconocido pintor cubano —que hizo de Puerto Rico su casa y terruño— Williams Carmona, transita otro camino: uno que parte del surrealismo, pero que incorpora elementos del arte abstracto.
Ciertamente, su obra llama la atención por el contraste de sus colores, la nitidez de las figuras y una técnica que algunos podrían considerar clásica. Pero más allá de la imagen, el estudio del conjunto revela significados trascendentales sobre los derechos humanos. Se trata de valores que el pintor enfatiza al describir su incursión en el surrealismo como un método de comunicación. Ahora, los elementos abstractos en su trabajo introducen nuevas capas de interpretación.
En su estudio de trabajo —rodeado de pinturas, esculturas, libros, cuadernos y fotografías junto a personalidades como Bill Clinton o los Estefan— Carmona mantiene un nivel de producción ininterrumpido. Cavilar, redactar, leer, razonar: el artista asegura que sus obras se desarrollan sin pausa, de noche y de mañana.
Durante la entrevista, resulta evidente que Carmona habla con franqueza y una notable precisión. Preguntas que podrían incomodar a otros, él las responde con naturalidad, aunque su mirada se mantiene alerta e intensa.
¿Cómo influyó su estancia en Cuba, su transformación artística y su lenguaje visual?
Yo creo que la realidad cubana es una realidad que golpea mucho a los creadores. El mismo sistema totalitario, bastante inquisidor con las libertades de expresión, te convierte en un artista contestatario. Yo era un artista contestatario. Una vez resumí en una entrevista que el desarrollo en Cuba está marcado por la incapacidad de acumular experiencia. Y Cuba, sin duda, es una experiencia que marcó mi obra, incluso hasta mi personalidad. No es algo perpetuo, pero fue parte de las motivaciones por las cuales decidí salir de Cuba.
¿Qué importancia tiene Puerto Rico en su obra?
Puerto Rico es el Macondo más feliz que conozco. Como país latinoamericano, lo pensé mucho antes de venir a vivir aquí. Estuve en varios países antes, ya había estado en Puerto Rico y me encantó el puertorriqueño. Lo conversé con mi padre, quien le había escrito una canción muy bonita a Puerto Rico. Él fue quien me dijo que debía vivir aquí. Es un lugar bien familiar, muy diferente a otros sitios donde ha llegado el exilio cubano. Llegué a la conclusión de que este era el mejor país donde yo podía vivir, hacer mi obra y desarrollar mi carrera.
¿Qué papel juega el surrealismo en su proceso creativo?
El surrealismo ha jugado un papel de toda la vida. Fue parte de mi formación en la escuela y de un lenguaje que uno tenía que usar de cierta manera, porque en Cuba no podías ser tan directamente crítico con el sistema. Eso te acarrea problemas, y yo los tuve.Descubrí que el surrealismo era mi lenguaje, el medio a través del cual podía expresarme y sentirme bien. Yo soy un creador de imágenes y el surrealismo se convirtió en mi manera de comunicarme.
¿Era una forma de escapar de la realidad y poder hacer arte fuera de ella?
No, nunca he escapado de ninguna realidad. Al contrario, la realidad siempre me ha fustigado. Soy bastante sincero con la realidad social y muy crítico. En la sociedad donde me desarrollé, te obligaban a callarte a cambio de prebendas, como educación o medicina "gratis", que en realidad se pagaban con tu silencio. La autocrítica es el mejor arma que puede tener un creador, sí, pero yo no cuestionaba la mía, cuestionaba a los demás. Por eso el surrealismo se convirtió en el arma que debía usar, primero para sentirme bien yo, porque yo pinto para mí. El surrealismo lo hago para mi disfrute personal. Si a la gente le gusta, bien, pero es mi lenguaje.
¿Cómo elige los símbolos o personajes que aparecen en sus obras?
La mayoría son personajes sociales, gente que habita alrededor de uno. A veces me bajo de la realidad, de hecho, tengo que hacerlo, pero observo mucho las expresiones humanas en cualquier lugar: un avión, un parque, una cafetería, incluso en mi casa. Esos personajes, a veces apócrifos, de esa mirada puedo sacar algo. Estuve en Washington DC, donde comencé a pintar a personas sin hogar, los “homeless”. Cada uno tenía una historia fascinante. Todos esos seres siempre han formado parte del abanico y del árbol de mi creación.
¿Hay un mensaje político intencionado o prefiere que sea interpretado libremente?
Mi obra no carece de mensaje político. Al contrario, muchas de mis obras tienen un mensaje político porque soy un reflejo social. No estoy ajeno nunca a lo que pasa a mi alrededor. Ese reflejo social se convierte en un aspecto político humano, sin necesidad de casarme con una ideología…Puedo estar de acuerdo con ciertas cosas de algunas corrientes políticas y otras no, pero en general me mantengo como un humanista, con una percepción humanista de la realidad.