¿Quiénes son los Agustinos? Un vistazo a la orden religiosa del Papa León XIV

Conoce la Orden de San Agustín (Agustinos), la antigua congregación religiosa del Papa León XIV y su rica historia.

Por Redacción InDiario
Historia|May 10, 2025
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El Papa León XIV, recientemente elegido, marca un hito al ser el primer pontífice perteneciente a la Orden de San Agustín (OSA), comúnmente conocidos como los Agustinos. Esta antigua orden religiosa, con una rica historia de casi 800 años, cuenta con miles de miembros dedicados a su carisma en todo el mundo. La fundación de la Orden de San Agustín se remonta a la unión de diversas comunidades religiosas que ya seguían la influyente Regla de San Agustín, un documento esencial redactado por el santo en el siglo IV y que sigue siendo una guía fundamental para numerosas órdenes católicas.

El legado de San Agustín de Hipona (354–430)

Figura central de la Iglesia primitiva, San Agustín de Hipona fue un destacado obispo, teólogo prolífico y Doctor de la Iglesia. Sus profundas ideas y extensos escritos no solo definieron, sino que también moldearon la doctrina católica a lo largo de más de un milenio.

En su célebre obra autobiográfica, las “Confesiones”, San Agustín narra su crianza cristiana y su posterior alejamiento de la fe, sumergiéndose en una vida de placeres mundanos mientras se consolidaba como un respetado filósofo y retórico. Tras un período siguiendo la herejía maniquea —que concibe el mundo como un campo de batalla entre el bien y el mal—, su encuentro con San Ambrosio, obispo de Milán y también Doctor de la Iglesia, fue transformador. Las predicaciones de San Ambrosio inspiraron a Agustín a redescubrir la verdad en la fe cristiana que había abandonado, culminando su retorno a la Iglesia Católica y respondiendo a las incesantes oraciones de su madre, Santa Mónica.

Al regresar a África, durante una visita a Hipona, la comunidad lo aclamó sacerdote y, posteriormente, obispo, un cargo que inicialmente aceptó con reticencia pero que luego abrazó como la voluntad divina. Dedicó el resto de su vida al pastoreo de esta ciudad norteafricana, combatiendo activamente las herejías de su tiempo. Obras maestras como las “Confesiones” y “La Ciudad de Dios” permanecen como pilares de la literatura y filosofía cristianas.

Nacimiento y Expansión de la Orden Agustina

Como obispo, San Agustín fomentó una vida comunitaria de estilo monástico junto a su clero. Aunque los votos formales no eran un requisito inicial, sí se prohibía la posesión de bienes privados. Su modelo de vida inspiró a muchos, llevando a Agustín a redactar directrices para estas nuevas comunidades monásticas, como su tratado “De opere monachorum” (“Sobre el trabajo de los monjes”). La Regla de San Agustín recibió un impulso significativo cuando el Sínodo de Letrán en 1059 la aprobó para los canónigos —clérigos que deseaban vivir según su espíritu—, siendo adoptada progresivamente por numerosas comunidades, especialmente en Italia.

La esencia de la Regla Agustina radica en el amor a Dios y al prójimo como mandamiento primordial, subrayando la importancia de la vida en comunidad, el compartir fraterno y la primacía de la humildad sobre las ambiciones terrenales.

El Papa Inocencio IV, en 1244, dio un paso crucial al unificar las diversas comunidades italianas que seguían esta regla, dando origen a los Ermitaños de San Agustín, una orden mendicante cuyos frailes profesan voto de pobreza y viven de la caridad de los fieles. Posteriormente, el Papa Alejandro IV, en 1256, consolidó aún más la orden al incorporar otros monasterios y comunidades, en un evento conocido como la Gran Unión, y la eximió de la jurisdicción episcopal.

En menos de un siglo desde la Gran Unión, la orden ya contaba con 8,000 frailes establecidos en múltiples países. Los misioneros agustinos se destacaron en una amplia gama de ministerios: como pastores, predicadores elocuentes, educadores dedicados, eruditos, teólogos y valientes misioneros. Su labor evangelizadora los llevó a través de Europa, América del Norte y del Sur, África, y hasta tierras lejanas como Japón, Persia, India y China. Es notable la presencia agustina en Perú desde 1551, país donde el Papa León XIV desarrolló una parte significativa de su ministerio.

Actualmente, en Estados Unidos, la orden se organiza en tres provincias regionales: Filadelfia, Chicago y San Diego, siendo la de Filadelfia la pionera, fundada a finales del siglo XVIII por invitación del obispo John Carroll de Baltimore a agustinos irlandeses.

Los Agustinos Hoy y la Singularidad del Papa León XIV

Hoy, la Orden de San Agustín cuenta con aproximadamente 2,800 religiosos distribuidos en 47 países. La elección del Papa León XIV es histórica, ya que es el primer pontífice miembro de la Orden de San Agustín. Si bien cinco papas anteriores fueron canónigos regulares que seguían la Regla de San Agustín, y uno, Gregorio VIII, perteneció a la orden Norbertina (que también adopta dicha regla), León XIV es el primero directamente emanado de la OSA. La orden también se enorgullece de contar con varios santos agustinos canonizados, entre ellos San Nicolás de Tolentino y Santo Tomás de Villanueva.

Perfil Agustino del Papa León XIV

El futuro Papa León XIV, cuyo nombre de pila es Robert Prevost, inició su formación en una escuela secundaria seminario agustino cerca de Holland, Michigan. Prosiguió sus estudios obteniendo una licenciatura en matemáticas en la Universidad de Villanova, institución patrocinada por los Agustinos en Pensilvania.

Robert Prevost emitió sus votos solemnes como agustino en 1981 y fue ordenado sacerdote en junio de 1982, tras completar sus estudios de teología en la Catholic Theological Union de Chicago. Posteriormente, en 1987, obtuvo un doctorado en derecho canónico en el Pontificio Colegio de Santo Tomás de Aquino en Roma, conocido como el Angelicum.

Tras un breve período en Chicago en 1987, donde sirvió como promotor vocacional y director de misiones para los Agustinos del Medio Oeste, fue enviado a Perú. Allí, durante una década, desempeñó diversas funciones para la orden, incluyendo juez eclesiástico regional y profesor de derecho canónico en el seminario diocesano de Trujillo.

En 1999, regresó a Estados Unidos al ser elegido superior de la Provincia Agustina de Chicago. Su liderazgo lo llevó a ser elegido Prior General de los Agustinos a nivel mundial en 2001, cargo para el que fue reelegido en 2007, sirviendo como cabeza de la orden hasta 2013, antes de sus nombramientos episcopales que finalmente lo conducirían al pontificado.