Patrulla Fronteriza usa algoritmos para perfilar a conductores con rutas “sospechosas” en Estados Unidos
Reporte revela que analizan millones de tablillas y generan alertas predictivas que motivan detenciones, pese a no haber un programa público que lo explique
Por Rafelli Gonzalez|Policía y Tribunales|

La vigilancia fronteriza en Estados Unidos parece estar entrando a una nueva fase en la que los algoritmos comienzan a marcar el ritmo de quién resulta “sospechoso”.
Investigaciones recientes de Associated Press (AP) confirman que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos monitorea millones de tablillas y analiza patrones de viaje para identificar movimientos atípicos dentro del territorio continental, incluso lejos de la línea fronteriza.
La práctica no se presenta oficialmente como un programa de inteligencia predictiva. No hay un documento público que lo defina así. Pero los elementos coinciden: bases de datos masivas, lectores automáticos de tablillas, análisis algorítmico y alertas que terminan generando detenciones realizadas por policías estatales o locales.
El conductor detenido nunca sabe que la intervención comenzó con una notificación federal basada en su ruta, duración del viaje o desvíos por carreteras secundarias.
Aunque el Departamento de Seguridad Nacional sí confirma el uso de inteligencia artificial para detectar “anomalías” y patrones de movilidad asociados a actividades ilícitas, no detalla cuáles son los criterios que convierten un viaje legal en uno sospechoso y tampoco se conocen los límites geográficos. Varias fuentes periodísticas de AP han indicado que estas alertas se han utilizado mucho más allá del perímetro tradicional de la zona fronteriza.
El modelo, según expertos en derechos civiles, abre un debate constitucional inevitable. Si una parada de tránsito se origina en un algoritmo (y no en un motivo fundado de un agente del orden público) la línea con la Cuarta Enmienda de la Constitució federal se difumina.
Dicha disposición exige que toda detención esté basada en sospecha razonable y articulable. Eso significa que un agente debe poder explicar con claridad qué conducta específica observó en un conductor para justificar una intervención. Cuando la Patrulla Fronteriza utiliza algoritmos para generar alertas sobre patrones de viaje “sospechosos”, la base de la sospecha ya no proviene de la observación humana, sino de un cálculo opaco que el propio gobierno no siempre puede explicar.
De confirmarse esta práctica, el problema pudiera agravarse porque, en muchos casos, las detenciones las ejecuta la policía estatal o local bajo pretextos menores, aunque la verdadera motivación fue una alerta federal. Esto crea un escenario en el que la causa oficial no coincide con la causa real, lo cual dificulta la transparencia que exige la Cuarta Enmienda.
A ello se suma que los algoritmos pueden considerar sospechosos comportamientos totalmente legales, como viajes cortos, desvíos por rutas secundarias o movimientos repetitivos, sin que el ciudadano sea consciente de que está siendo evaluado. En conjunto, estas prácticas producen un terreno gris nunca antes visto, pues las detenciones se basan en patrones generados por sistemas que no ofrecen una justificación clara, y el ciudadano no puede impugnar lo que desconoce.