COLUMNA: Un 4 e’ julio sin la Junta

El Presidente de la Juventud Demócrata de Puerto Rico reflexiona sobre el reclamo por la salida de la Junta de Supervisión Fiscal

Por Aurelio Agélviz Rodríguez
Opinión|Jul 4, 2025
El autor es Presidente de la Juventud Demócrata de Puerto Rico. Cuenta con un Bachillerato en Ciencia Política y una Maestría en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Experiencia en gobierno, administración pública y privada; y un firme defensor de la estadidad.
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Otro año que pasa, donde los cielos de Puerto Rico se iluminan con fuegos artificiales en celebración de la independencia de los Estados Unidos de América: la nación más poderosa, libre y democrática del mundo. Sin embargo, bajo esas mismas luces, los ciudadanos americanos residentes en Puerto Rico seguimos sometidos a un tutelaje colonial, impuesto por el Congreso: la Junta de Supervisión Fiscal.

La Ley PROMESA, y la Junta que creó, llegaron con la “promesa” (valga la redundancia) de estabilidad fiscal. Pero casi una década después, la realidad es que hemos pagado un precio demasiado alto. La Junta ha limitado el poder decisional sobre nuestro presupuesto, nuestras prioridades sociales y el futuro de generaciones enteras. Ha impuesto recortes a servicios públicos, a pensiones y a áreas vitales como la salud y la educación. Del mismo modo, ha limitado la capacidad de las agencias y los municipios en proveer servicios esenciales a los ciudadanos. La Junta basa sus decisiones en cálculos numéricos fríos, bajo el argumento de lograr balances fiscales, sin considerar necesariamente las necesidades inmediatas de quienes dependen de los servicios que ofrece el gobierno.

En medio de ese panorama, sin embargo, hay destellos de esperanza. Bajo el liderato de la Gobernadora Jenniffer González, Puerto Rico logró la aprobación del primer presupuesto balanceado, un paso significativo que nos acerca cada vez más a esa meta de recuperar nuestro poder de decidir y gobernar sin la intromisión de entes externos y antidemocráticos. Aunque falta camino por recorrer, este logro demuestra que somos capaces de ordenar nuestras finanzas y de asumir con responsabilidad las riendas de nuestro gobierno.

Del mismo modo, el Senado de Puerto Rico, bajo la presidencia de Thomas Rivera Schatz, aprobó una resolución abogando por la disolución de la Junta, por entender que se ha extralimitado en sus facultades más allá de enderezar las finanzas públicas y lograr el regreso de la isla a los mercados de capital, que son los puntos cardinales de PROMESA.

Puerto Rico merece un futuro donde su democracia no esté intervenida. Donde cada dólar del erario público es decidido por los funcionarios que nosotros mismos elegimos cada 4 años, no por un ente impuesto que no responde, ni rinde cuentas, a los puertorriqueños. Donde podamos planificar nuestro desarrollo económico pensando en la gente y no solo en los acreedores a quienes, ciertamente, les asiste el derecho a reclamar lo suyo, pero no a costa del bienestar de las futuras generaciones.

Ya es hora de que celebremos un 4 de julio distinto. Un 4 e’ julio sin la Junta. Un día donde las banderas ondeen, no solo para celebrar los principios de libertad y democracia que fundaron la nación, sino el fin de un vestigio colonial que ha limitado nuestra capacidad de autogobierno. Un día en que celebremos que Puerto Rico puede ejercer sus facultades y derechos plenos en igualdad de condiciones con el resto de los estados de la nación americana.

Sobre el columnista:

Aurelio Agélviz Rodríguez es Presidente de la Juventud Demócrata de Puerto Rico. Cuenta con un Bachillerato en Ciencia Política y una Maestría en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Experiencia en gobierno, administración pública y privada; y un firme defensor de la estadidad.