Alerta marítima, la ruta del petróleo en llamas

El autor alerta sobre cómo el conflicto entre Israel e Irán ha escalado hasta representar una amenaza en el transporte marítimo de petróleo

Por Redacción InDiario
Opinión|Jun 23, 2025
Comparte el artículo:

El creciente conflicto entre Israel e Irán ha dejado de ser un asunto regional para convertirse en una amenaza directa, inmediata y brutal para la economía global. ¿Por qué? Porque está golpeando donde más duele en el transporte marítimo del crudo, el corazón negro que mantiene latiendo la maquinaria energética del planeta.

 

La tensión en el Golfo Pérsico no es simbólica, es estratégicamente letal. Diariamente, por el Estrecho de Ormuz, una franja de mar tan estrecha como indispensable, transita casi el 20% del petróleo mundial. Y ahora, esa arteria energética está al borde de ser estrangulada por una guerra que no da tregua. Irán ya lanzó la advertencia, Ormuz podría ser bloqueado. Una amenaza que no necesita cumplirse del todo para surtir efecto. El miedo es suficiente para paralizar flotas, disparar el costo de seguros, desviar rutas y, sobre todo, sembrar el caos logístico a nivel mundial.

 

Los consignatarios lo tienen claro, cruzar la zona es como meterse a nadar en aguas infestadas de tiburones. Las tarifas para los superpetroleros que se atreven a transitar el área se han duplicado en menos de una semana. Según Clarksons Research, el precio diario para fletar un VLCC (Very Large Crude Container) de $20,000 diarios, pasaron a más de $47,000 diarios. Un salto explosivo que refleja el riesgo extremo al que se enfrentan. Actualmente se han reportado interferencias electrónicas, colisiones sospechosas y fuegos entre embarcaciones. Es como pasar el Niágara en bicicleta, lo que hace que cada milla náutica en esa región valga su peso en oro o en este caso, en petróleo.

 

Como si fuera poco el conflicto ha sacado a flote al “dark fleet”, una flota clandestina que transporta petróleo evadiendo sanciones y radares. Estas operan al margen de regulaciones internacionales, muchas veces desactivando el AIS (Sistema de Identificación Automática), lo que representa riesgos crecientes de colisión y operaciones sospechosas. Como resultado, las aseguradoras están exigiendo primas de guerra astronómicas para cubrir la previsibilidad de daños inminentes en la zona. Muchas ni siquiera se arriesgan a ofrecer cobertura y, lógicamente, como consecuencia muchos capitanes simplemente no quieren ejecutar la operación.

 

Los desvíos son inevitables. Muchas embarcaciones ya están evitando el Golfo y optan por rutas que rodean África, agregando miles de millas al viaje, tal y como continúa sucediendo con el conflicto entre Ucrania y Rusia en el Mar Rojo que se ha desatado desde noviembre de 2023, cuando el grupo rebelde de insurgentes hutíes de Yemen, se adjudicara la mayoría de los ataques de embarcaciones que navegan a través del estrecho de Mandeb. Esto no solo retrasa los suministros, encarece todo. Y lo que sube el precio del petróleo, termina golpeando nuestro bolsillo en alimentos, combustibles y en utilidades básicas como la factura de electricidad, entre otros.

 

Lo que ocurre en las aguas del Medio Oriente no se queda allí. Este no es un conflicto lejano ni ajeno. Está afectando las cadenas de suministro, los precios globales, y el sistema energético que alimenta todo. Hoy más que nunca, la estabilidad del transporte marítimo de petróleo no es solo una cuestión de economía, es una cuestión de supervivencia global. El miedo es real, el riesgo es palpable y el comercio marítimo global está al borde de un hilo.

 

Miguel A. Betancourt Burgos es Abogado y Consultor con una Maestría en Derecho Marítimo de la Universidad de Tulane.