COLUMNA: Por qué Estados Unidos deberá intervenir en Irán

El autor plantea que Israel tiene la voluntad, pero solo Estados Unidos tiene la capacidad necesaria para destruir el complejo nuclear Fordo

Por Redacción InDiario
Opinión|Jun 18, 2025
(Suministrada)
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En una entrevista reciente expliqué que la llamada “Paradoja de Fordo” combina dos verdades incómodas: Israel está decidido a destruir las instalaciones nucleares iraníes, pero la única fuerza con las armas necesarias para acabar con el corazón del programa —el complejo subterráneo de Fordo— es Estados Unidos. El resultado es un dilema geopolítico que el Presidente Trump tarde o temprano tendrá que resolver.

La planta de enriquecimiento de combustible de Fordo es la segunda planta de enriquecimiento de uranio construida por Irán, después de la planta de Natanz. Fordo se esconde a unos 80‑90 metros dentro de una montaña cercana a Qom, protegido por defensas aéreas de múltiple alcance. Allí Irán enriquece uranio al 60 %, muy cerca del nivel necesario para fabricar armas nucleares. Su profundidad —combinada con roca caliza y hormigón— lo hace casi inmune a las bombas “bunker busters” estándar que Israel ha empleado contra Natanz y otras facilidades del programa nuclear iraní.

Solo la bomba GBU‑57A/B Massive Ordnance Penetrator (MOP) —30,000 libras de acero y explosivos capaz de penetrar más de 60 metros de concreto reforzado— tiene posibilidades de alcanzar las centrífugas que enriquecen uranio en las galerías subterráneas de Fordo. Y únicamente el bombardero furtivo B‑2 Spirit puede transportarla operacionalmente. Ni la fuerza aérea israelí ni ningún otro aliado dispone hoy de ese binomio arma‑plataforma.

La ola de ataques aéreos israelíes de la semana pasada eliminó científicos de alto rango y causó daños significativos a Natanz, pero Fordo quedó intacto. La cúpula política y militar israelí reconoce que sin neutralizar dicha facilidad el programa nuclear iraní sobrevivirá. El éxito de su operación, por tanto, depende de medios que hoy día están fuera de sus capacidades bélicas.

El analista Peter Wildeford lo resume así: “Israel tiene la voluntad, Estados Unidos el poder”. Mientras Washington mantenga su negativa a participar directamente, el reloj nuclear seguirá corriendo a favor de Teherán. Sin embargo, cada bomba que Israel lanza —proveniente de arsenales estadounidenses— empuja a la Casa Blanca un paso más hacia la intervención, ya sea por decisión propia o por fuerza de las circunstancias.

Permitir que Irán complete un dispositivo nuclear en una instalación impenetrable significaría aceptar un Irán armado y un Oriente Medio aún más volátil. Alternativas —ciberataques, sabotaje interno o negociaciones— ya fracasaron o requieren tiempo que Israel no parece conceder. Llegados a este punto, la vía más segura para evitar una guerra regional prolongada es una participación limitada pero decisiva de Estados Unidos, desplegando sus B‑2 y su MOP para cerrar la brecha entre la capacidad israelí y el objetivo estratégico. La Paradoja de Fordo no deja zonas grises: o Washington actúa, o acepta las consecuencias de no hacerlo.

Victor Quiñones es abogado y analista con un destacado trasfondo en asuntos de relaciones internacionales. Obtuvo su Bachillerato en Política Internacional de la Escuela de Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown, donde se especializó en temas de seguridad global, Europa Oriental/Antigua Unión Soviética y el Medio Oriente.