OPINION: Urge una reforma universitaria en Puerto Rico
El alcalde de Camuy y Presidente de la Federación de Alcaldes opina que "levantar la bandera de una reforma universitaria es un deber patriótico."

Puerto Rico enfrenta un momento decisivo para redefinir el rumbo de su sistema universitario. La Universidad de Puerto Rico (UPR), como institución del Estado, juega un rol vital en nuestra movilidad social, desarrollo económico y producción de conocimiento. Sin embargo, décadas de estructuras rígidas, dependencia excesiva de fondos públicos y poca adaptación al mercado laboral han limitado su potencial transformador.
La UPR opera con un presupuesto compuesto por asignaciones estatales, fondos federales, donativos privados e ingresos por matrícula. Pero más allá de su sostenimiento financiero, lo que está verdaderamente en juego es su pertinencia y efectividad como instrumento de desarrollo económico. La reforma universitaria no debe ser un tema tabú. Al contrario, debe convertirse en una conversación impostergable para todo gobierno que crea en la eficiencia, el acceso justo y la vinculación con la realidad económica.
Modelos exitosos pueden servirnos de referencia. El Estado de Florida ha sido reconocido por U.S. News & World Report como el número uno en educación superior por varios años consecutivos. Esto se ha logrado congelando los costos de matrícula, fortaleciendo programas técnicos de alta demanda y promoviendo libertad académica con responsabilidad fiscal. Por otro lado, Tennessee ha transformado su sistema mediante el programa Tennessee Promise, que ofrece educación técnica gratuita sin comprometer la estabilidad presupuestaria del estado.
Puerto Rico necesita adoptar una visión moderna y pragmática. No se trata de cerrar recintos, sino de rediseñar su estructura para hacerla más ágil, menos burocrática y más relevante. Una reforma sensata debe incluir la consolidación de dependencias administrativas, eliminando la duplicidad de funciones en los once recintos. Mantener estructuras completas en cada unidad no es fiscalmente sostenible, más aún cuando las cifras de matrícula han caído drásticamente.

Esta gráfica que acompaña mi análisis, muestra una tendencia clara y sostenida de reducción en la matrícula, lo que hace urgente una reforma profunda y estructural.
Además, toda la administración universitaria debe moverse de forma integral hacia la tecnología, con una gestión 100% digital y libre de papel. Es hora de crear una plataforma móvil oficial de la UPR, donde los estudiantes puedan realizar todos sus trámites académicos, desde matrículas y pagos hasta validaciones, certificaciones y tutorías.
También urge una revisión completa de todos los ofrecimientos académicos, desde grados asociados hasta doctorales, garantizando su alineación con las necesidades del mercado global. En algunos recintos deben integrarse carreras cortas de alta demanda en áreas como tecnología, energía, salud aliada, logística y turismo. Y para preparar a nuestros estudiantes para competir globalmente, la UPR debe establecer Centros de Enseñanza de Idiomas en sus recintos, priorizando el inglés y el mandarín como lenguas clave del comercio internacional.
Como exalumno del Recinto Universitario de Mayagüez, sé del valor que representa nuestra universidad pública. Pero también reconozco que el mundo ha cambiado. Hoy más que nunca necesitamos una UPR que responda al presente y se prepare para el futuro.
Desde una visión de gobierno responsable y centrada en resultados, levantar la bandera de una reforma universitaria no es un acto ideológico. Es, sencillamente, un deber patriótico.
El Hon. Gabriel "Gaby" Hernández es alcalde del Municipio de Camuy, conocido como la ciudadad romántica, Presidente de la Federación de Alcaldes. Además fue "chief of staff" del Presidente Thomás Rivera Schatz y es egresado de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez.