Mira Papá; ¿Cedimos o Renunciamos a Nuestro Espacio?

Carta Abierta en el Día de los Padres: Llamado a los hombres a revisar su presencia, compromiso y modelar la fe para guiar a las nuevas generaciones.

Por Pastor Carlos Rafael
Opinión|Jun 15, 2025
Pastor Carlos Rafael
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Cada tercer domingo de junio se nos concede un día. Un día para celebrar, para agradecer, para recordar. Pero también —y más urgente aún— un día para revisarnos como hombres, como padres, como líderes de generaciones. No es un secreto: más del 60% de los niños en Puerto Rico crecen sin su padre en el hogar. La ausencia no siempre es voluntaria, pero la realidad no se puede ignorar. ¿Dónde estamos los padres? ¿En el trabajo? ¿En otro país? ¿En otra relación? ¿O simplemente en otra historia, en otra página, en otra vida?

Esta columna no es un reclamo ideológico ni un argumento machista. No se trata de ir en contra del desarrollo justo y poderoso de la mujer, sino de asumir la parte que nos corresponde. Porque hay una pregunta que no podemos seguir ignorando:

¿Cedimos nuestro lugar... o lo renunciamos por comodidad, por miedo, por cansancio o por no saber cómo hacerlo?

Hay padres que están físicamente presentes pero emocionalmente ausentes. Otros que, aún desde la distancia, siguen comprometidos con la formación, el sustento y la fe de sus hijos. Lo que marca la diferencia no es la proximidad, sino la intención y el compromiso.

Y es aquí donde me permito traer una historia bíblica que siempre me confronta como padre: la de Abraham y su hijo Isaac. Dios le dio a Abraham aquello que más anhelaba: un hijo. Y luego, se lo pidió. Lo llamó al monte Moriá para ofrecerlo en sacrificio.

Lo interesante es esto: Abraham sube confiado, creyendo que "Dios proveerá el cordero". Pero lo que muchas veces olvidamos es lo que hacía Isaac mientras tanto. Los estudiosos sugieren que Isaac ya estaba en la adolescencia. Un joven que podía entender, que hacía preguntas ("¿Dónde está el cordero?"), y que pudo haber resistido, pero no lo hizo. Isaac caminó al lado de su padre, aunque sabía que faltaba algo esencial. Y cuando llegó el momento, se dejó atar. No fue él quien detuvo la escena. Esperó junto a su padre... hasta que Dios habló.

Ese nivel de obediencia no es automático. Isaac confió en su padre porque su padre confiaba en Dios.

Y esa es la pregunta que quiero dejarte hoy, papá:

¿Pueden tus hijos creerte a ti tanto como tú le crees a Dios? ¿Modelas la fe que esperas que ellos vivan? ¿Caminas con ellos en el proceso, aunque todavía no se vea el "cordero"? No se trata solo de estar. Se trata de guiar. De confiar. De creer. Y de modelar esa fe con integridad.

Este Día de los Padres puede ser una celebración, sí. Pero más que eso, puede ser un llamado a recuperar el espacio que jamás debimos entregar.

No por ego. No por orgullo. Sino porque hay hijos que nos están siguiendo al monte... y necesitan ver en nosotros la fe que los mantendrá firmes cuando la respuesta de Dios tarde en llegar.

Carlos Rafael es Pastor en la Iglesia Fuente de Agua Viva del Municipio de Caguas.