COLUMNA: Puerto Rico se une a la ruta conservadora
Presidente de "Young Republicans" Edwin Francisco analiza: El viraje conservador de Puerto Rico bajo Jenniffer González Colón y Thomás Rivera Schatz

Bajo la gobernación de Jenniffer González, Puerto Rico ha comenzado a proyectarse como un aliado con las políticas conservadoras y republicanas que resurgen con fuerza en Estados Unidos. Desde el primer día, su gobierno ha promovido una agenda centrada en la eficiencia gubernamental, el fortalecimiento del sector privado y la defensa de valores tradicionales, en una estrategia que combina pragmatismo económico con principios ideológicos firmes.
Uno de los ejes más notorios ha sido el impulso al desarrollo económico liderado por la libertad económica. La gobernadora firmó órdenes ejecutivas para fomentar el reshoring, darle agilidad al proceso de permisos y establecer que Puerto Rico está abierto para hacer negocios. La consigna que ha acompañado este esfuerzo, “Fire China, Hire Puerto Rico”, resume con claridad la visión de reposicionar a la isla como el nuevo centro de producción dentro del marco económico de los Estados Unidos. Estas medidas buscan que las empresas regresen a territorio de Estados Unidos y produzcan sus productos en la nación. Por otra parte, Puerto Rico como parte de la jurisdicción americana y su talento local es un activo que necesitamos para continuar en plena sintonía con la política pública del Presidente Trump de “Made in the USA”.
En ese mismo contexto, su administración ha impulsado la congelación del impuesto al inventario, medida ampliamente respaldada por el sector comercial en Puerto Rico. Este impuesto, considerado por muchos como regresivo e ineficiente, será eliminado gradualmente como parte de una reforma contributiva que esta próxima a radicarse en la Legislatura. La propuesta refleja una visión típica de gobiernos conservadores: aliviar la carga fiscal para dinamizar la economía y generar empleos.
González también ha priorizado la simplificación del proceso de permisos, firmando órdenes ejecutivas para eliminar burocracia, reducir trámites innecesarios y actualizar reglamentos obsoletos. Esta desregulación activa responde a una convicción profunda de que la intervención estatal debe reducirse al mínimo necesario para permitir que el sector privado prospere.
En el plano social, la gobernadora dejó clara su orientación desde el primer día: su primera reunión oficial como mandataria fue con líderes religiosos, reafirmando su compromiso con los valores tradicionales y dejando claro que su gobierno estaría “con Dios como guía”. Ese gesto se tradujo en colaboración legislativa efectiva: el primer proyecto aprobado en el Senado fue la Ley de Libertad Religiosa, una iniciativa del presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, que contó con el respaldo firme de la gobernadora. A su vez, Jenniffer González firmó dicha medida (la Ley 14-2025) un Domingo de Ramos, en un acto cargado de simbolismo que reafirma la identidad conservadora de su administración. Esta coordinación ejemplifica una visión compartida sobre la importancia de proteger el ejercicio de la fe en todos los espacios.
El alineamiento con la política pública de Donald Trump ha sido igualmente explícito. La gobernadora desistió de litigar contra petroleras y suspendió la defensa de fondos federales para energía solar, manteniendo la visión que lleva la Administración Trump de “Promises Made, Promises Kept”. También ha destacado su voluntad de colaborar directamente con agencias federales para combatir el crimen, en un enfoque de “mano dura” similar al de los años 90 en Puerto Rico.
En conjunto, el gobierno de Jenniffer González representa un claro viraje hacia una derecha moderna: pro-mercado, pro-valores, pro-orden. En un Puerto Rico que busca estabilidad tras años de crisis, esta estrategia conservadora aspira a ser una hoja de ruta para reconstruir institucionalidad, atraer inversión y mejorar la calidad de vida de los puertorriqueños. Resta por verse si este nuevo rumbo logra los resultados esperados, pero una cosa es segura: la isla se está moviendo, y lo hace con dirección clara hacia la ruta conservadora.
Edwin Francisco Rivera Otero es contable de profesión. Actualmente sirve como Presidente de la Organización de la Juventud del Partido Republicano de Puerto Rico y es miembro activo de la Juventud del Partido Nuevo Progresista.