OPINIÓN: La Alianza que nunca fue

El Lcdo. y CPA Simón Carlo analiza como la malicia y madurez política del PIP fueron la diferencia y en el ámbito electoral, la experiencia es invaluable.

Por Simón Carlo Valentín

3 de febrero de 2025, 12:30 PM

El Lcdo. y CPA Simón Carlo ejerce en la práctica privada. Además es director de Stratagem Capital y del Puerto Rico Equality PAC.

Pocos pueden afirmar que anticiparon el resultado de la elección de noviembre y que este resultaría en la activación de la cláusula de minorías en ambos cuerpos legislativos.

Siguiendo la letra de la Constitución, no cabe duda de que estos escaños por adición le corresponden al Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) por el resultado obtenido por Juan Dalmau en la contienda para la gobernación. Ahora bien, a nadie le cabe la menor duda, salvo a algunos en la cúpula del PIP, que el histórico resultado obtenido por Dalmau se debe directamente a los esfuerzos en conjunto con el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC).

Tan reciente como en el 2020, el MVC logró cuatro escaños legislativos, dos en cada cuerpo, mientras que el PIP solo obtuvo uno en cada cámara legislativa. En la contienda para la gobernación, Alexandra Lúgaro y el MVC alcanzaron el tercer lugar, mientras que el PIP quedó relegado a un distante cuarto lugar. Así, mientras el MVC se posicionaba como una alternativa electoral, el PIP se desinflaba.

De cara a las elecciones del 2024, el PIP y el MVC lanzaron la, hoy, mal llamada Alianza, que propulsó al PIP a superar el treinta por ciento del voto, un porcentaje nunca antes visto para esa colectividad.

Era de esperar que los líderes del PIP y MVC no contemplaran un escenario en el que se activara la cláusula de minorías, confiados en que las redes sociales reflejaban fielmente al electorado y auguraban una inminente victoria de la Alianza. Ninguno anticipó que el resultado legislativo sería un copo absoluto del PNP.

El PIP se ha escondido detrás de legalismos para argumentar que no es posible cederle algún escaño al MVC. Sin embargo, a pesar de los argumentos esbozados por el PIP en los medios, la realidad es que existen mecanismos en ley para permitir que representantes del MVC juramenten a los cargos.

El Artículo 9.5(2) del Código Electoral establece el proceso para que un partido llene alguna vacante de un legislador por acumulación, tanto antes de juramentar al cargo como posteriormente. En el caso de que un legislador no juramente o abandone el cargo luego de haber juramentado, el partido al que pertenecen los escaños tiene la discreción de adoptar algún método alterno en lugar de una elección especial para llenar cualquier vacante.

Debemos además recordar varios hechos importantes. Primero, en términos electorales el MVC no existe al haber perdido su franquicia electoral ante el resultado de las elecciones. Segundo, el “cederle” los escaños a la Alianza no implica que el PIP renuncie a esos escaños como parte de su partido y delegación, sino que algún representante del MVC ocuparía uno de sus escaños en nombre de la Alianza. Por último, estos representantes de la Alianza jurarían al cargo bajo la insignia del PIP. 

El MVC demostró en múltiples ocasiones que es aún una colectividad en formación y que, en el ámbito electoral, la experiencia es invaluable. Esta falta de experiencia electoral y política dejó al PIP en una posición de poder desde el comienzo de la Alianza. El PIP tampoco anticipó el resultado y, ante la posibilidad de controlar tres oficinas legislativas adicionales, no dudaron en descartar a la Alianza.

El PIP está cometiendo un error estratégico significativo al priorizar el control inmediato de recursos y puestos sobre el fortalecimiento de la Alianza como un proyecto político a largo plazo. En un escenario donde el MVC perdió hasta su franquicia electoral por apostarlo todo en Juan Dalmau, el PIP y Dalmau tuvieron ante sí la oportunidad de reforzar la confianza mutua y consolidar la Alianza de cara al 2028. Sin embargo, prefirieron mantener control del presupuesto y los puestos de trabajo que traen consigo los escaños. Aun con el histórico resultado de la elección, la Alianza quedó debilitada, si no destruida, como confirman las expresiones de figuras clave dentro del MVC, como Ana Irma Rivera Lassén, Mariana Nogales y Javier Córdova.

A fin de cuentas, como dice el refrán, más sabe el diablo por viejo que por diablo, y en esta ocasión la malicia y madurez política del PIP fueron la diferencia.