Opinión: UCRANIA VS RUSIA: GAME OVER

Trump, Europa y la guerra en Ucrania: poderío, estrategia económica y el fin del conflicto

Por Alexis Quiñones Martínez
Opinión|Mar 10, 2025
El Lcdo. Alexis Quiñones colaborador de InDiario, fue Delegado de Trump a la Convención Nacional del Partido Republicano.
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Desde el principio, dejemos algo claro: Putin es un dictador y Rusia es el agresor en esta guerra. Sin embargo, más allá del marco moral, la realidad geopolítica exige un análisis pragmático, no se puede ser demagogo.

Cuando era niño, vi una película de la que nunca olvidé una parte del diálogo. El momento clave ocurre cuando Joshua, una computadora (hoy AI), comprende el concepto de un "escenario sin ganador" a través del juego de cerito y equis (tic-tac-toe). Al darse cuenta de que una guerra nuclear solo llevaría a la destrucción mutua, detiene el lanzamiento y pronuncia su famosa frase:

"Un juego extraño. La única jugada ganadora es no jugar."

— Joshua, WarGames

Nunca debemos perder de vista que la guerra implica muerte y destrucción. Las guerras nunca son bonitas. Pero, ¿cómo terminan las guerras? Estableciendo objetivos claros, usando la razón y anticipando las posibles oportunidades de salida.

Pero, estando ya en la guerra, ¿cuál es la mejor salida para Ucrania, EE.UU. y Europa?

El Error Estratégico de la Administración Biden

El enfoque de Biden en Ucrania fue reactivo y carente de una estrategia clara. Su administración entró en la guerra sin definir un objetivo final ni una salida concreta, lo que resultó en una política de cheques en blanco sin resultados tangibles.

La guerra en Ucrania no ocurrió en un vacío. Fue facilitada por la retirada desastrosa de EE.UU. de Afganistán, que mostró debilidad y envalentonó a Rusia. La historia es clara: la debilidad provoca agresión. De hecho, esa fue la estrategia de Trump durante su primer término: la misma estrategia de "Joshua" en WarGames, basada en peace through strength, y que resultó ser altamente efectiva. Fue la única presidencia sin guerra en al menos los últimos 30 años.

Desde el inicio de su participación en esta guerra, la administración Biden optó por un apoyo incondicional a Ucrania, sin definir con claridad sus objetivos finales ni una estrategia de salida. Esto llevó a un gasto masivo y prolongado sin una dirección estratégica clara. En otras palabras, tirar dinero al problema. Y no, no fue la clásica estrategia de apoyar al enemigo de nuestro enemigo para así desgastarlo, al menos no fue expresado de esa manera.

Durante el conflicto en Ucrania, el propio EE.UU. ha perdido ingresos significativos de la economía rusa, con empresas afectadas en sectores clave y pérdidas estimadas en $324 billones de dólares. Al mismo tiempo, ha destinado alrededor de $174 billones a Ucrania, aumentando la carga financiera. Este doble impacto refleja el alto costo económico del conflicto para EE.UU., tanto por las sanciones a Rusia como por el apoyo prolongado a Kiev.

En contraste, la postura de Trump responde a un principio central: mantener el poderío estadounidense sin comprometer su estrategia económica en conflictos interminables.

La Salida Menos Mala: Concesiones Territoriales y un Nuevo Orden Estratégico

En términos prácticos, Ucrania no podrá recuperar Crimea ni Donbás. Esa es la realidad. Insistir en una guerra sin una posibilidad realista de victoria total solo prolonga el conflicto y acerca al mundo a un escenario catastrófico, del cual, como veremos más adelante, Trump no quiere participar. Por eso, la opción más racional es negociar una paz basada en concesiones territoriales, evitando el peor de los escenarios: una escalada hacia una Tercera Guerra Mundial.

Aquí es donde entra el acuerdo de los minerales raros, el mismo que fue eje de controversia reciente tras la reunión sostenida en la Oficina Oval, donde Zelensky pensó que era buena idea negociar públicamente regalías estadounidenses con Trump.

Pero, ¿de qué se trata este acuerdo y cuál es su relevancia en la guerra? Este acuerdo tiene dos objetivos clave:

Justificación económica para el esfuerzo militar: Si EE.UU. invierte en la defensa de Ucrania, debe haber un retorno estratégico y financiero para los contribuyentes.

Disuasión estratégica: La presencia de grandes intereses estadounidenses en Ucrania evitaría que Rusia intente otra invasión en el futuro, consolidando la influencia de EE.UU. sin necesidad de gastar más dinero en despliegues militares prolongados. Esta es, sin duda, la razón más importante.

Zelensky, en lugar de aprovechar esta oportunidad y salir de Washington con una victoria diplomática, buscó una confrontación para forzar a Europa a involucrarse más. Un error estratégico.

La Doctrina de Trump: Menos Carga, Más Poderío

Desde su primera campaña presidencial, Trump dejó claro que EE.UU. estaba asumiendo el mayor costo de la defensa de la OTAN, mientras Europa disfrutaba de su seguridad sin pagar su parte justa. En ese momento, las élites europeas entraron en pánico. Sin embargo, años después, esos mismos países han aumentado su gasto en defensa, exactamente como Trump pedía. ¿Cómo logró esto? Creando un escenario donde Europa no tuviera otra opción.

Trump ha construido una trampa geopolítica. Si Ucrania acepta su propuesta de alto al fuego, Putin gana territorio, pero sin garantías explícitas de seguridad por parte de EE.UU., lo que fuerza a Europa a asumir responsabilidad. Si la rechaza, la guerra continúa y Europa debe asumir más costos, posiblemente de manera prolongada. Este dilema forzó a Europa a gastar más en defensa y a asumir un rol más activo en la seguridad del continente. Mientras Europa y Rusia se sumen en problemas militares y financieros, EE.UU. se fortalece económicamente y se convierte en un imán para la inversión global.

A su vez, China pierde socios comerciales clave, ya que enfrenta un conflicto comercial con EE.UU. mientras sus aliados tradicionales, Europa y Rusia, están sumidos en una crisis económica. Esto refuerza aún más la posición estadounidense como la economía más estable y atractiva del mundo. El mismo principio lo aplicó Trump en México: endureciendo su postura contra el narcotráfico y forzando al gobierno mexicano a asumir mayores costos en seguridad, eliminó una carga innecesaria para EE.UU. Ahora, está aplicando esa misma estrategia con Europa.

Conclusión: Poderío y Estrategia Económica, No Despilfarro

La mejor forma de ganar una guerra es no empezándola. Si entras, debes tener un plan de victoria y una salida clara. La administración Biden falló en esto, dejando a EE.UU. en un conflicto sin estrategia, drenando recursos sin beneficios tangibles.

Trump, en cambio, planteó un enfoque pragmático y directo, centrado en América Primero. EE.UU. debe seguir siendo la mayor potencia, pero sin comprometer su estrategia económica en guerras interminables. Europa debe pagar por su propia seguridad. El dinero del contribuyente estadounidense no debe seguir financiando conflictos ajenos sin retorno. Se debe evitar otro conflicto mundial a toda costa.

En la geopolítica, los imperios no se sostienen con sentimentalismo, sino con poder y eficiencia.